Adicciones en el cerebro

La adicción y el cerebro - AMNH SciCafe
El consumo de sustancias químicas que producen sensaciones transitorias de euforia o placer y el desarrollo de dependencia a esas sustancias por parte de un subconjunto de individuos es tan antiguo como la propia raza humana. Actualmente, el coste de la adicción a drogas ilícitas en Estados Unidos supera los 600.000 millones de dólares anuales (National Institute on Drug Abuse, 2015), con profundas repercusiones sociales y económicas. A pesar de la prevalencia y la larga historia de la adicción, todavía no está claro qué procesos neurofisiológicos están implicados en el desarrollo y la progresión de los trastornos adictivos. El reto de los estudios actuales y futuros es comprender cómo el alcohol y las drogas alteran sistemas cerebrales específicos para influir en la tolerancia y/o conducir al estado adictivo, con el objetivo general de identificar poblaciones vulnerables y mejorar las estrategias de tratamiento actuales.
El alcohol y las drogas de abuso representan retos experimentales únicos, ya que a menudo afectan a múltiples sistemas moleculares e intracelulares en distintas regiones del cerebro. Los trabajos actuales tratan de identificar estas dianas moleculares y cómo se ven alteradas por la exposición aguda y/o crónica. Una diana molecular importante es la fosfodiesterasa 10A (Pde10a), un regulador de la actividad de los nucleótidos cíclicos. Logrip y Zorrilla (2014) descubrieron que la expresión de Pde10a, que se asocia con la autoadministración de etanol en forma de recaída, se alteraba de forma diferencial durante las distintas etapas de la abstinencia de alcohol en la rata. Durante la abstinencia aguda, la expresión de Pde10a aumentó en la amígdala basolateral y en el córtex prefrontal medial. Durante la abstinencia prolongada, la expresión de Pde10A permaneció elevada, en contraste con lo observado en otras regiones cerebrales.
Mecanismo de adicción a las drogas en el cerebro, Animación.
El cerebro humano es el órgano más complejo del cuerpo. Esta masa de un kilo de materia gris y blanca se encuentra en el centro de toda actividad humana: se necesita para conducir un coche, disfrutar de una comida, respirar, crear una obra maestra artística y disfrutar de las actividades cotidianas. El cerebro regula las funciones básicas del cuerpo, le permite interpretar y responder a todo lo que experimenta y moldea su comportamiento. En resumen, el cerebro es usted: todo lo que piensa y siente, y lo que es.
A menudo se compara el cerebro con un ordenador increíblemente complejo e intrincado. En lugar de circuitos eléctricos en los chips de silicio que controlan nuestros aparatos electrónicos, el cerebro está formado por miles de millones de células, llamadas neuronas, que se organizan en circuitos y redes. Cada neurona actúa como un interruptor que controla el flujo de información. Si una neurona recibe suficientes señales de otras neuronas a las que está conectada, se dispara, enviando su propia señal a otras neuronas del circuito.
El cerebro se compone de muchas partes con circuitos interconectados que trabajan en equipo. Diferentes circuitos cerebrales se encargan de coordinar y realizar funciones específicas. Las redes de neuronas se envían señales entre sí y entre distintas partes del cerebro, la médula espinal y los nervios del resto del cuerpo (el sistema nervioso periférico).
El cerebro adicto | Ciencia de la adicción | De la desintoxicación a la rehabilitación
El consumo de sustancias peligrosas (de riesgo) se refiere a los niveles cuantitativos de consumo que aumentan el riesgo de un individuo de sufrir consecuencias adversas para la salud. En la práctica, esto se refiere al consumo de alcohol [110, 111]. Desde el punto de vista clínico, el consumo de alcohol que supera las directrices de consumo moderado se ha utilizado para realizar intervenciones breves o derivar al paciente a un especialista [112]. Más recientemente, la reducción de estos niveles cuantitativos se ha validado como criterio de valoración del tratamiento [113].
El término SUD hace referencia a la categoría diagnóstica del DSM-5 que engloba el deterioro o malestar significativos derivados de categorías específicas de consumo de drogas psicoactivas. El diagnóstico de SUD se operativiza como 2 o más de 11 síntomas durante el último año. Como resultado, el diagnóstico es heterogéneo, con más de 1.100 permutaciones de síntomas posibles. El diagnóstico en el DSM-5 es el resultado de combinar dos diagnósticos del DSM-IV, abuso y dependencia, que demostraron ser menos válidos que un enfoque unidimensional [114]. Desde un punto de vista crítico, el SUD incluye tres niveles de gravedad: leve (2-3 síntomas), moderado (4-5 síntomas) y grave (6+ síntomas). El sistema de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) mantiene dos diagnósticos, consumo perjudicial (menor gravedad) y dependencia de sustancias (mayor gravedad).
Adicción y cerebro - ¡Para niños!
Los cerebros de los adictos podrían estar programados desde el nacimiento para tener menos autocontrol : Shots - Health News Un estudio sobre adictos a la cocaína revela que presentan anomalías en las áreas del cerebro implicadas en el autocontrol. Y estas anomalías parecen ser anteriores a cualquier abuso de drogas.
Las áreas rojas muestran materia gris que está anormalmente aumentada en los consumidores de drogas. Las azules muestran la materia gris anormalmente disminuida en los consumidores de drogas. El amarillo muestra los tractos de materia blanca, llamados anisotropía fraccional o AF. La FA se reduce significativamente tanto en los consumidores de drogas como en sus hermanos, lo que sugiere que los tractos de materia blanca funcionan de forma menos eficiente.
Eso es lo que cabría esperar encontrar en los adictos, afirma Ersche. "Sabemos que en las personas adictas a drogas como la cocaína, el autocontrol está completamente alterado", afirma. "Estas personas consumen drogas y pierden el control sobre cuánto consumen. Lo ponen todo en peligro, incluso sus vidas". Pero el hecho de que los hermanos sin problemas con las drogas también tuvieran el autocontrol alterado es una prueba contundente de que estas anomalías cerebrales son hereditarias, afirma Ersche. Y dice que el hallazgo también plantea una gran pregunta sobre los hermanos que no son adictos: "¿Cómo se las arreglan con un cerebro anormal sin consumir drogas?". Ersche espera realizar otro estudio de las parejas de hermanos que responda a esa pregunta. Mientras tanto, los hallazgos sobre el autocontrol tienen implicaciones que van mucho más allá de la adicción a las drogas, dice Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas. "El autocontrol y la capacidad de regular las emociones son un aspecto indispensable de la función cerebral que nos permite tener éxito", afirma. Esto se debe a que la parte del cerebro que decide si consumir una droga es también la que nos ayuda a decidir si nos saltamos un semáforo en amarillo o abandonamos los estudios, afirma.