Adiccion al telefono movil y sus consecuencias

Soluciones para la adicción al teléfono
La dependencia del teléfono es el uso obsesivo del smartphone. Esta dependencia conductual concreta suele denominarse "nomofobia", es decir, la ansiedad que produce estar sin un dispositivo móvil. En la actualidad, hay más de 3.800 millones de 8.000 millones de usuarios de teléfonos móviles en el planeta.
Un estudio publicado por Virgin mobile reveló que esos miles de millones de usuarios de smartphones reciben un 427% más de comunicaciones y notificaciones que hace una década. Además, envían un 278% más de mensajes de texto. El uso del teléfono parece una necesidad natural de la vida moderna; sin embargo, también puede causar preocupación y consecuencias negativas. El uso especialmente intensivo de estos dispositivos hace que los consumidores se cuestionen sus hábitos móviles.
En realidad, la Asociación Americana de Psiquiatría no reconoce oficialmente este problema concreto. Sin embargo, muchos expertos médicos e investigadores de todo el mundo lo denominan dependencia conductual. Según una serie de estudios, con el tiempo, el uso especialmente dedicado de los teléfonos móviles puede alterar y afectar negativamente a la persona, como el juego.
Efectos del teléfono en el cerebro
Resultados: Comorbilidad con depresión, ansiedad, TOC, TDAH y trastorno por consumo de alcohol. El uso excesivo de smartphones se asocia a dificultades en la regulación cognitivo-emocional, impulsividad, deterioro de la función cognitiva, adicción a las redes sociales, timidez y baja autoestima. Los problemas médicos incluyen problemas de sueño, reducción de la forma física, hábitos alimentarios poco saludables, dolor y migrañas, reducción del control cognitivo y cambios en el volumen de materia gris del cerebro.
Los efectos del uso excesivo de pantallas de ordenador y teléfonos inteligentes están suscitando gran preocupación entre las autoridades sanitarias y educativas debido a los efectos negativos de dicho uso en niños y adolescentes. Revisiones recientes han argumentado que las pruebas que apoyan el uso excesivo de smartphones como una conducta adictiva son escasas. En particular, Billieux (1) ha argumentado que no hay pruebas suficientes de las similitudes conductuales y neurobiológicas entre el uso excesivo de teléfonos inteligentes y otros tipos de conductas adictivas. Panova y Carbonell (2) también argumentaron que no hay pruebas suficientes para apoyar el diagnóstico de la adicción a los teléfonos inteligentes y, por último, Montag et al. (3) han argumentado que el uso excesivo de teléfonos inteligentes es una forma de trastorno por uso de Internet. Los teléfonos inteligentes se utilizan para diversos fines, como juegos, servicios de redes sociales (SNS) o ver videoclips (YouTube). Por lo tanto, el uso excesivo de teléfonos inteligentes puede tener características diferentes según el tipo de uso del teléfono inteligente. En este artículo se revisarán las pruebas existentes sobre el uso excesivo de teléfonos inteligentes y se analizarán sus similitudes y diferencias con la adicción a Internet.
Causas de la adicción al smartphone
Las investigaciones muestran que la gente toca sus teléfonos 2.617 veces al día, los usuarios de iPhone desbloquean sus teléfonos 80 veces al día, los estadounidenses pasan 5 horas al día navegando y el uso del teléfono causa el 26% de los accidentes de tráfico.1
¿Considerarías esto un comportamiento adictivo? Muchos lo hacen. De hecho, ¡hasta hay una fobia que lleva su nombre! La "nomofobia", acrónimo de no-mobile-phone-phobia, se acuñó a finales de la década de 2000. Se refiere al miedo irracional a quedarse sin el dispositivo móvil.2 Este miedo provoca auténticos sentimientos de ansiedad.
Los creadores de los teléfonos móviles son conscientes desde hace tiempo de los peligros del uso excesivo de la tecnología. De hecho, incluso los pioneros en este campo, Bill Gates y Steve Jobs, admitieron haber limitado severamente el uso que sus propios hijos hacían de la misma tecnología que ellos mismos ayudaron a desarrollar.3
Aunque similar a la adicción al juego, la adicción a los teléfonos inteligentes no es técnicamente un trastorno reconocido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). Para calificar la adicción a los teléfonos inteligentes, los expertos sugieren que una persona debe cumplir cuatro o más de los siguientes criterios:
Consecuencias de la adicción a los smartphones
El uso excesivo de teléfonos inteligentes se ha asociado a una serie de consecuencias negativas para las personas. Algunas de estas consecuencias están relacionadas con muchos síntomas de adicción al comportamiento. La adicción se define como un comportamiento inductor de placer que, mediante una exposición repetida, conduce gradualmente a la pérdida de control y a consecuencias negativas adicionales.
A partir de 2007, desde el lanzamiento del iPhone por Steve Jobs, la venta de teléfonos inteligentes ha aumentado exponencialmente. Esto se refleja en el creciente número de usuarios de teléfonos inteligentes. Actualmente hay muy pocas personas en los países industrializados que no tengan un teléfono móvil. Estadísticas recientes sugieren que más de 6.600 millones de personas en todo el mundo utilizan un smartphone para comunicarse, navegar por Internet o simplemente jugar a videojuegos [1]. La disponibilidad generalizada de los smartphones ha hecho que su uso en el mundo sea abrumador, lo que ha despertado el interés de los investigadores. En los últimos años se han realizado pruebas para tratar de investigar diversos fenómenos, como la adicción a la televisión [2], el uso excesivo de juegos de ordenador [3], los trastornos del juego a través de la red [4] y, en general, la adicción a Internet [5]. El uso excesivo de teléfonos inteligentes, también conocido como "nomofobia", ha demostrado ser una forma de adicción tecnológica que se está convirtiendo rápidamente en un importante problema social en todo el mundo [6][7][8][9][10]. Hoy en día, la adicción se define como un comportamiento que induce placer y que, mediante una exposición repetida, conduce gradualmente a la pérdida de control y a consecuencias negativas ulteriores [11].