Adicciones comportamentales pdf

Exploración del modelo matricial para el tratamiento de las adicciones
El Dr. Halley M. Pontes es psicólogo colegiado de la Sociedad Británica de Psicología (CPsychol), miembro de la Sociedad Australiana de Psicología (MAPS) y científico colegiado (CSci) del Consejo de Ciencias. Actualmente trabaja como investigador y profesor en Birkbeck, Universidad de Londres, en el Reino Unido, y sus principales intereses de investigación están relacionados con las cuestiones de salud mental y bienestar psicológico vinculadas a las conductas adictivas emergentes, como el trastorno del juego, la adicción a las redes sociales, la adicción a Internet, entre otras conductas problemáticas. El Dr. Pontes se doctoró en la Nottingham Trent University del Reino Unido y ha publicado más de 100 estudios en diversas revistas científicas y presentado sus trabajos en numerosas conferencias internacionales. Anteriormente ha sido galardonado con el Premio Durand Jacobs de la Universidad McGill (Canadá) y el Premio a la Investigación de Carrera Temprana de la Sociedad Australiana de Psicología (Australia) por sus importantes contribuciones a la psicología de las conductas adictivas y la ciberpsicología.
La neurociencia de la adicción - con Marc Lewis
Las adicciones conductuales (AC) son adicciones sin sustancia. El objeto de la adicción puede ser, por tanto, un deporte, la comida, el sexo, el juego o cualquier conducta que pueda producir placer y aliviar el malestar interno y que se emplee en un patrón caracterizado por (i) el fracaso recurrente en el control de la conducta (impotencia) y (ii) la continuación de la conducta a pesar de las importantes consecuencias negativas (incontrolabilidad).1
En cuanto al reconocimiento real de las BA, los manuales internacionales de enfermedades mentales sólo reconocen dos de ellas. El primer BA en ser reconocido fue el trastorno de juego (TJ) en la sección "Trastornos relacionados con sustancias y adictivos" de la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) en 2013.2 La clasificación en la décima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) pasó de ser un trastorno de control de impulsos a una conducta adictiva en la CIE-11 en 2018. La segunda BA, trastorno de juego (GmD), se definió más recientemente en 2018 en la CIE-11. Otras conductas patológicas se reportan a menudo como BAs en la literatura, como la adicción sexual (SA),3 la adicción a la comida (FA),4,5 el ejercicio excesivo,6 la cleptomanía,7 o la adicción a las compras.8 Recientemente, la SA9,10 y la FA4,11 han sido objeto de investigación particular con respecto a si deben ser consideradas BAs. Sin embargo, el nivel de evidencia es todavía muy pobre y se necesitan más investigaciones.
Terapia cognitivo-conductual para los trastornos por consumo de sustancias
Guía en vídeoLa experiencia de aprendizaje en vídeoLos vídeos complementarios pueden verse en línea en www.appi.org/Ascher.Each. Cada una de las seis viñetas de vídeo captura brevemente un encuentro clínico en el que el paciente y el clínico exploran diferentes adicciones conductuales.Cuando se ven junto con la lectura del libro, estos seis vídeos cortos proporcionan una experiencia de aprendizaje visual y auditiva.Uso conjunto del libro y los vídeosRecomendamos a los lectores que utilicen las indicaciones en negrita del vídeo incluidas en el texto como señales para ver los clips asociados en el visor en línea en www.appi.org/Ascher. Las indicaciones identifican las viñetas por título y tiempo de ejecución (los vídeos están optimizados para la mayoría de los sistemas operativos actuales, incluidos los sistemas operativos móviles iOS 5.1 y Android 4.1 y superiores). Los capítulos 4, 5, 6, 9,10 y 11 tienen vídeos asociados.Descripción de los vídeosCada uno de los seis vídeos presenta una breve entrevista con un paciente.Capítulo 4: Diagnóstico de la adicción a la comida (7:06)El vídeo muestra un modelo de rol del encuentro clínico entre el paciente y su terapeuta. Observe cómo el terapeuta elicita los diferentes criterios para el diagnóstico de la adicción a la comida según la Escala de Adicción a la Comida de Yale. Asegúrese de prestar especial atención a la relación entre la comida y el estado de ánimo de la paciente y al papel que desempeña la comida en su vida actual y pasada.xv
Adicción al sexo 101
Históricamente, la aparición de la medicación antipsicótica en la década de 1950 ha contribuido a la confusión sobre los signos del movimiento en las poblaciones psiquiátricas. Dado que los neurolépticos producen trastornos característicos del movimiento en algunos pacientes (es decir, efectos secundarios extrapiramidales), las alteraciones del movimiento inducidas por fármacos han sido el centro de atención de la investigación en los trastornos psicóticos. Sin embargo, cada vez hay más datos que documentan que las discinesias espontáneas, incluidos los movimientos coreoatetódicos, pueden producirse en adultos sin medicación con trastornos del espectro esquizofrénico (Pappa y Dazzan, 2009), así como en familiares sanos de primer grado de pacientes con esquizofrenia crónica (McCreadie et al., 2003). En conjunto, esto sugiere que las anomalías del movimiento pueden reflejar procesos patogénicos subyacentes a algunos trastornos psicóticos (Mittal et al., 2008; Pappa y Dazzan, 2009).
Más concretamente, puesto que se cree que los movimientos hipercinéticos espontáneos reflejan una actividad dopaminérgica estriatal anormal (DeLong y Wichmann, 2007), y también se propone que la disfunción en este mismo circuito contribuye a la psicosis, es posible que las discinesias espontáneas sirvan como manifestación externa de la disfunción del circuito subyacente a algunos síntomas del espectro esquizofrénico (Walker, 1994). Además, debido a que estos movimientos preceden a la aparición clínica de los síntomas psicóticos, que a veces se producen en la primera infancia (Walker, 1994), y pueden aumentar constantemente durante la adolescencia entre las poblaciones con alto riesgo de esquizofrenia (Mittal et al., 2008), las discinesias observables podrían reflejar una susceptibilidad que más tarde interactúa con factores ambientales y del neurodesarrollo, en la génesis de la psicosis.