Trastorno de adiccion al sexo

Trastorno límite de la personalidad y compulsividad sexual
"Sí. Existen tratamientos eficaces de TCC, que también pueden realizarse por Internet, en los que se observa una reducción significativa de la preocupación del paciente por el sexo en comparación con los que no reciben tratamiento. El tratamiento se orienta a entender qué situaciones son problemáticas. Por ejemplo, se analiza qué valoras en la vida y cuánto tiempo dedicas a tu comportamiento sexual, y luego se ponen en relación. Hay resultados preliminares que indican que el fármaco Naltrexona, que actualmente se utiliza para tratar el alcoholismo, también puede ayudar en el caso de la adicción al sexo. Aunque se necesitan más estudios".
"Queremos saber si hay propiedades estructurales o funcionales en el cerebro que puedan relacionarse con el trastorno hipersexual. El objetivo es comprender mejor el trasfondo neurobiológico de los problemas relacionados con la sexualidad y, posteriormente, utilizar esta información para mejorar y desarrollar métodos de tratamiento específicos". Los participantes se someterán, entre otras cosas, a una resonancia magnética que cartografiará su cerebro".
¿Es la adicción al sexo un trastorno mental?
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El concepto de adicción al sexo se ha concebido de diversas maneras. Así, a menudo se la conoce con distintos nombres. Hipersexualidad, trastorno hipersexual, compulsividad sexual, impulsividad sexual y trastorno de adicción sexual son nombres utilizados para referirse a la adicción sexual.
Aunque no siempre se reconoce como un diagnóstico legítimo, la adicción al sexo tiene consecuencias reales. Esta adicción puede tener un impacto negativo en las relaciones, la ocupación y el bienestar mental de una persona, entre otras cosas.
Es importante señalar que una persona no tiene que practicar sexo extremo o "extraño" para tener una adicción. Simplemente son incapaces de parar, a pesar del daño que saben que puede resultar de su comportamiento.
¿Qué es la adicción al sexo?
Los adictos al sexo dependen del sexo como mecanismo de supervivencia. La práctica del sexo y la pornografía aumenta significativamente la actividad de los neurotransmisores: dopamina (sensación de motivación), endorfinas (sensación de bienestar, euforia leve), oxitocina (sensación de amor, intimidad, vínculo), adrenalina (aumento del estado de alerta, "vivacidad", ansiedad, aumento del placer) y serotonina (sensación de calma/estabilidad emocional).
Las primeras investigaciones del psiquiatra estadounidense Dr. Martin Paul Kafka sugieren que no sólo existe la adicción al sexo, sino que también se habla de fantasías sexuales obsesivas y representaciones sexuales como una forma de aliviar el malestar emocional provocado por factores estresantes de la vida, como traumas tempranos no resueltos y/o la disforia asociada a la ansiedad y la depresión.
El trastorno hipersexual, o adicción al sexo, puede asociarse con la vulnerabilidad a los afectos disfóricos, como el malestar o la insatisfacción con la vida, y la actuación sexual como respuesta para calmar los afectos disfóricos.
¿Es la adicción al sexo un trastorno legítimo?
El comportamiento sexual compulsivo, o adicción al sexo, está clasificado por la Organización Mundial de la Salud como trastorno de salud mental. Los comportamientos asociados a ella se tratan con técnicas que ayudan a resistir la tentación, el impulso o la necesidad. Es como muchos trastornos psiquiátricos, incluida la adicción a la pornografía o a los servicios sexuales en línea.
La adicción al sexo es una dependencia de la experiencia gratificante del sexo. La adicción es la incapacidad constante de abstenerse de controlar el comportamiento o el ansia. Es una enfermedad del cerebro que crea motivación para seguir repitiendo una actividad para satisfacer el alivio y recompensar al cerebro.
Las adicciones adoptan muchas formas, desde la heroína y el alcohol hasta las compras y el juego. Suelen ser circulares, con múltiples ciclos de recaída y remisión. Sin tratamiento ni participación en actividades de recuperación, la adicción es progresiva y puede provocar discapacidad o muerte prematura. Esto también es cierto para las personas sexualmente adictas. La muerte puede deberse a una actividad insegura, a una enfermedad, a un comportamiento celoso extremo o al suicidio.