Estudios sobre la adiccion a los videojuegos
¿Los videojuegos son malos para la salud?
Con pantallas prácticamente en todas partes, controlar el tiempo que pasan los niños frente a ellas puede ser todo un reto. ¿Cómo puede controlar el tiempo que pasan sus hijos frente a las pantallas? ¿Cómo sabrá si usted o sus hijos son adictos a las pantallas o a los videojuegos?
El tiempo frente a la pantalla puede ser atractivo para personas de todas las edades. Esto se debe a que sus cerebros procesan y reaccionan a la información sensorial como si les estuviera sucediendo a ellos. Por ejemplo, muchas personas han llorado, reído o se han asustado viendo una película. Este mismo tipo de reacción es posible cuando una persona juega a un videojuego.
Mientras juega, su cerebro procesa el escenario como si fuera real. Si el juego describe una situación peligrosa o violenta, el cuerpo del jugador reacciona en consecuencia. Esta "respuesta de lucha o huida" ante ese peligro percibido se desencadena por la exposición a la intensa estimulación y violencia del juego. El uso excesivo de videojuegos puede llevar al cerebro a un estado constante de hiperactivación.
La hiperactivación es diferente en cada persona. Puede incluir dificultades para prestar atención, gestionar las emociones, controlar los impulsos, seguir instrucciones y tolerar la frustración. A algunos adultos o niños les cuesta expresar compasión y creatividad, y tienen menos interés por aprender. Esto puede conducir a una falta de empatía hacia los demás, que puede desembocar en violencia. Además, los niños que dependen de las pantallas y las redes sociales para relacionarse con los demás suelen sentirse más solos que los que se relacionan en persona.
Videojuegos dopamina
Los índices de adicción a los videojuegos entre los adolescentes no dejan de aumentar. Según un estudio de Common Sense Media publicado en marzo de 2022, los adolescentes pasaron una media de una hora y 46 minutos jugando en 2021, ya fuera en un ordenador, un dispositivo móvil o una consola. Los chicos constituyen la gran mayoría de los jugadores, con una media de 2 horas y 19 minutos de videojuego al día.
Tanto los chicos como las chicas adolescentes sufren adicción a los videojuegos, lo que oficialmente se conoce como trastorno de juego en Internet. Sin embargo, los chicos tienen casi el doble de probabilidades de sufrir este tipo de adicción. Cuando los padres se quejan: "Mi hijo es adicto a los videojuegos", puede que se estén enfrentando a un trastorno mental real.
Según las estadísticas de adicción a los videojuegos, un número creciente de adolescentes son adictos a los juegos. Un estudio publicado en 2021 en la revista Addictive Behaviors descubrió que, entre 3.000 estudiantes, más del 19% de los chicos y el 7,8% de las chicas sufrían trastornos relacionados con los videojuegos. Y es probable que esas cifras aumenten a medida que la industria gane aún más terreno.
Trastorno por juego en Internet
En los últimos años, el importante auge del uso de videojuegos (VG) ha planteado problemas de salud que siguen sin comprenderse suficientemente (Khazaal et al., 2016). La Organización Mundial de la Salud [OMS] (2018) ha incluido recientemente los "trastornos de juego" en la lista de afecciones de salud mental. Según la OMS, esta afección es un "patrón de comportamiento persistente o recurrente de suficiente gravedad como para provocar un deterioro significativo en el funcionamiento personal, familiar, social, educativo, ocupacional u otras áreas importantes."
La quinta revisión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) considera el "Trastorno por juego en Internet" como un nuevo diagnóstico potencial que requiere más investigación (Petry et al., 2015). Se estima que la prevalencia del juego problemático oscila entre el 1,7% y más del 10% entre la población general (Griffiths et al., 2012).
En comparación con los principales temas de investigación en neurociencia, como el estrés, la depresión, etc., el consumo crónico de VG es un campo de investigación bastante reciente. Sin embargo, en las últimas dos décadas se ha producido un número creciente de estudios en este campo (Andreassen et al., 2016). De hecho, varios proyectos de investigación han explorado la adicción a las VG desde una perspectiva conductual, emocional, de circuitos cerebrales y genética (Griffiths et al., 2012; Dong et al., 2017).
Adicción al juego
1Departamento de Psicología, Universidad de Atenas, Atenas, Grecia.2Laboratorio de Psicología Clínica, Psicopatología y Psicoanálisis (PCPP), Universidad París Descartes, París, Francia.321 G. Papandreou Street, Zografos, Atenas, Grecia.
El presente estudio de caso se centró en un adolescente de 14 años que luchaba contra la adicción a los juegos de ordenador y los consiguientes problemas de agresividad y retraimiento social. A partir de las teorías sobre adicción, autoestima y mentalización, nos centramos en la conexión de la adicción con la baja autoestima y las representaciones mentales pobres. Además, examinamos la eficacia de la psicoterapia psicodinámica en el tratamiento de la adicción mejorando los niveles de autoestima y aliviando el comportamiento agresivo a lo largo de dos años y medio. De hecho, el uso de una combinación de tres pruebas proyectivas, a saber, el Test de Apercepción Temática, el Dibujo Cinético de la Familia, el Test de Apercepción Familiar y la Escala de Autoestima de Rosenberg nos ayudó a determinar el estado emocional y la falta de autoestima de nuestro paciente al inicio de la terapia. Las mismas pruebas se administraron al final de las sesiones terapéuticas y los resultados se analizan en relación con el progreso del paciente a lo largo de la terapia.